KAFKA, SIGLO XXI
La humanidad debe al comportamiento desleal del amigo de Franz Kafka, Max Brod -quien desatendió el deseo póstumo del autor de que sus manuscritos fueran quemados-, que obras maestras y desasosegantes como "El proceso" llegasen a nosotros, para gloria de la literatura universal.
Sin embargo, no es necesario acudir al acervo del autor checo para encontrar, en la vida cotidiana, multitud de situaciones en las que el Estado adopta conductas dignas de haber sido concebidas por aquel.
Por ejemplo, todas hemos oído historias acerca de personas a las que, por un error burocrático, se les ha adjudicado el mismo número de DNI, y de los problemas subsiguientes que algo tan ajeno a su voluntad les ha provocado.
Hoy los medios de comunicación se hacen eco de la historia de un médico peruano, que hace veintinueve años atendió a un herido supuestamente terrorista, y cuya vida cambió desde entonces. Perseguido judicialmente por hacer honor al juramento hipocrático, se vio obligado a abandonar su país y pedir asilo en España,
Después de tantos años, en un reciente viaje a Italia, las autoridades de ese país lo encarcelaron, por figurar en los registros de la INTERPOL. Ha permanecido en prisión más de una semana, incluso en régimen de aislamiento. Una vez en libertad, con la obligación de personarse a diario en dependencias policiales, el médico ha regresado clandestinamente a España, donde espera las consecuencias de su desobediente comportamiento.
El afectado alega que su profesión constituye el sustento de su familia -tiene seis hijos-, y que el proceso en Italia le habría supuesto la imposibilidad material de trabajar durante meses, algo que no puede permitirse.
Habrá que ver cuál es la respuesta del Estado español ante tamaña insubordinación. Normalmente los Estados actúan con contundencia en estos casos, en una suerte de solidaridad inter pares, donde consideraciones acerca de lo absurdo de una situación ceden ante el necesario castigo a quien se atreve a desafiar a la autoridad, por injustificable que sea el comportamiento de esta.
Ojalá en este caso se imponga la justicia, en su último y más elevado sentido, sobre la tantas veces abominable "razón de Estado".