NUESTROS BOLSONAROS
El ultraderechista presidente del Brasil se ha visto forzado, ante la presión mundial, a enviar al ejército a luchar contra los incendios forestales que devastan la Amazonia.
A poca sensibilidad que se tenga, resulta difícil entender que alguien pueda contemplar, impasible, como el fuego destruye un patrimonio natural único. Y más, si encima se trata de tu propio país.
Sin embargo, eso se explica si pensamos que con esa política de "laissez faire, laissez passer" ante tan grave problema, se favorecen, cuando no fomentan, políticas de roturación de la selva, para convertir bosques riquísimos por su biodiversidad en pasto para producción de carne vacuna y monocultivos de soja transgénica.
Sin llegar a ese nivel de inconsciencia, también tenemos individuos reseñables por su indiferencia mediambiental entre nosotros.
Así, por ejemplo, los que pugnan por vaciar de competencias y de autoridad a la figura de los agentes de medioambiente, mediante legislaciones ad hoc, favorecedoras de la impunidad.
También, quienes permiten que expedientes sancionadores duerman in aeternum en un cajón, hasta la prescripción de las infracciones.
Asimismo, los que arremeten desde una privilegiada atalaya mediática contra quienes no hacen sino cumplir su obligación para proteger un acervo natural imposible de reemplazar una vez malogrado.
Por fortuna, la sociedad es cada vez más consciente de la necesidad de que alguien se ocupe de lo que es de todos, y actitudes que amenacen lo que hemos de legar a las generaciones futuras cuentan con un creciente rechazo.